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EL VALOR DE EDUCAR
FERNANDO SAVATER

CAPÍTULO 1.- EL APRENDIZAJE HUMANO
El ser “humano” es también un deber, la solidaridad es un rasgo propio de las personas “muy humanas”. Habrá pues quien ni siquiera intente ser humano o quien lo intente y no lo logre, junto a los que triunfen en ese noble empeño. Nacemos humanos pero no basta: tenemos también que llegar a serlo, y podemos fracasar en el intento o rechazar la ocasión misma de intentarlo. Graham Greene utiliza la palabra “humano” como una especie de ideal y no sencillamente como la denominación específica de una clase de mamíferos. Los demás seres vivos nacen ya siendo lo que definitivamente son, mientras que los humanos nacimos para la humanidad. Hay que nacer para humano, pero sólo llegamos plenamente a serlo cuando los demás nos contagian su humanidad a propósito. Llegar a ser humano del todo es siempre un arte. Todos los nacimientos humanos son en cierto modo prematuros: nacemos demasiado pequeños hasta para ser crías de mamíferos respetables. Desmond Morris, denomina la humano como “mono desnudo” es decir, mono inmaduro. La vida humana consisten en habitar un mundo en el que las cosas no sólo son lo que son sino que también significan; pero lo más humano de todo es comprender que si bien lo que sea la realidad no depende de nosotros. Kant constata el hecho de que la educación nos viene siempre de otros seres humanos y señala las limitaciones que derivan de tal magisterio: las carencias de los que instruyen reducen las posibilidades de perfectibilidad por vía educativa de sus alumnos.
CAPÍTULO 2.- LOS CONTENIDOS DE LA ENSEÑANZA
El aprendizaje a través de la comunicación con los semejantes y de la transmisión deliberada de pautas, técnicas, valores y recuerdos es un proceso necesario para llegar a adquirirla plena estatura humana. Ni siquiera en todos los animales basta con la mera herencia biológica para conseguir un ejemplar cuajado de la especie. Quizá no resulte inevitable contraponer abruptamente el programa genético al aprendizaje social, lo que heredamos por la biología y lo que nos transmiten nuestros semejantes. Lo primero que la educación transmite es que no somos únicos, y lo segundo es que no somos los iniciadores de nuestro linaje. El tiempo es nuestro invento más característico más determinante y también más intimidatorio. La panorámica temporal es el contrapeso de nuestra conciencia de la muerte inexorable que nos aísla aterradoramente entro los seres vivos. Por vía de la educación no nacemos al mundo sino al tiempo. La contraposición educación versus instrucción resulta hoy ya notablemente obsoleta y muy engañosa. Michel Foucault ha mostrado los engranajes según los cuales todo saber y también su transmisión establecida mantienen una vinculación con el poder o, mejor con los difundidos poderes varios que actúan normalizadota y disciplinalmente en el campo social.
CAPÍTULO 3.- EL ECLIPSE DE LA FAMILIA
En la familia el niño aprende, o debería aprender aptitudes tan fundamentales como hablar, asearse, vestirse, obedecer a los mayores, etc. Todo ello conforma la socialización primaria. Después las escuelas, los grupos de amigos, el lugar de trabajo, etc., llevan a cabo la socialización secundaria, en la que adquirirá conocimientos y competencias de alcance más especializado. En la familia las cosas se aprenden de un modo bastante distinto a como luego tiene lugar el aprendizaje escolar. Los niños felices, no son los niños mimados o súper protegidos. Es muy importante el fanatismo por lo juvenil en los modelos contemporáneos de comportamiento. Lo joven, la moda joven, la despreocupación juvenil, el cuerpo ágil y hermoso eternamente joven a costa de cualesquiera sacrificios, dietas y remedios, la alegre camaradería juvenil… son los ideales de nuestra época. Cifran dice “quien no muere joven, merece morir”. El espíritu del tiempo asegura hoy que quien no es joven ya esta muerto. Pero viejo se es enseguida: cada vez antes, aunque las arterias aún resistan la esclerosis, se conserve la piel lozana y el paso razonablemente elástico. Existe un gran problema, la televisión, el problema no estriba en que la televisión no eduque lo suficiente, sino en que educa demasiado y con fuerza irresistible. La televisión ha terminado con ese progresivo desvelamiento de las realidades feroces e intensas de la vida humana, las verdades de la carne, y las verdades de la fuerza se hurtaban antes a las miradas infantiles cubriéndolas con un velo de recato o vergüenza que sólo se levantaba poco a poco. La tarea de la escuela resulta el doble de complicada, por una parte tiene que encargarse de muchos elementos de formación básica de la conciencia social y moral de los niños que antes eran responsabilidad de la socialización primaria.
CAPÍTULO 4.- LA DISCIPLINA DE LA LIBERTAD
Ningún niño quiere aprender o por lo menos no quieren aprender aquello que le cuesta trabajo asimilar y que le quita el tiempo precioso que desea dedicar a sus juegos. ¿Es cierto que obligamos a los niños a estudiar por su propio bien?, los niños ven este hecho como una tiranía. En otro sentido la educación responde antes a los intereses de los educadores que a los de los educados. Para que la sociedad siga funcionando es necesario que aseguremos el reemplazo en todas aquellas tareas sin las cuales no podríamos subsistir. Si la educación implica cierta tiranía, es una tiranía de la que sólo pasando por la educación podremos en alguna medida más tarde librarnos. El maestro no estudia en el niño el modelo de madurez de éste, sino que es el niño quien ha de estudiar orientado por un ejemplo de excelencia que el maestro conoce y le transmite. La palabra “autoridad” viene del latín y significa crecer. La paradoja de toda formación es que el yo responsable se fragua a partir de elecciones inducidas, por las que el sujeto aún no se responsabiliza. Los niños no pueden rechazar la autoridad de los educadores como si se encontrasen oprimidos por una mayoría compuesta de adultos. El profesor no sólo enseña con sus meros conocimientos científicos, sino con el arte persuasivo de su ascendiente sobre quienes le atienden: debe ser capaz de seducir sin hipnotizar.
CAPÍTULO 5.- ¿HACIA UNA HUMANIDAD SIN HUMANIDADES?
Los planes de enseñanza general tienden a reforzar los conocimientos científicos o técnicos a los que se supone una utilidad práctica inmediata. Es mas seguro quedarse en la zona templada de la instrucción sobre los medios y en el sólido territorio del pragmatismo calculador, en el que la gran mayoría suele coincidir. Para despertar la curiosidad de los alumnos hay que estimularla con algún cebo, quizá anecdótico o aparentemente trivial. Lo principal es abrir el apetito cognoscitivo del alumno, pero sin agobiarlo. Hay que potenciar en quienes aprenden la capacidad de preguntar, y preguntarse, esa inquietud sin la cual nunca se sabe realmente nada aunque se repita todo. Otro aspecto de la educación humanista que es necesario señalar es que la dimensión narrativa que engloba y totaliza los conocimientos por ella transmitidos. Los humanos no somos problemas ni ecuaciones, sino historias. El fomentar la lectura y la escritura entre los niños de hoy es una tarea de la educación humanista que resulta más fácil de elogiar que de llevar a la práctica. El principal encuentro entre los chicos y los libros se produce en los pupitres del colegio.
CAPÍTULO 6.- EDUCAR ES UNIVERSALIZAR
La educación no es nada nuevo, los primeros grupos humanos de cazadores-recolectores educaban a sus hijos. Ese proceso de enseñanza nunca es una mera transmisión de conocimientos objetivos o destrezas y de un proyecto de sociedad. John Dewey señalo “los que recibieron educación son los que la dan; los hábitos ya engendrados tienen una profunda influencia en su proceder. La sociedad prepara a sus nuevos miembros del modo que le parece más conveniente para su conservación, no para su destrucción. La educación es siempre en cierto sentido conservador, por la sencilla razón de que es una consecuencia del instinto de conservación. La formación en valores cívicos puede convertirse con demasiada facilidad en adoctrinamiento para una docilidad bienpensante que llevaría al marasmo si llegase a triunfar. El propio sistema democrático no es algo natural y espontáneo en los humanos, sino algo conquistado a lo largo de muchos esfuerzos revolucionarios en el terreno intelectual y en el terreno político. La socialización política democrática es un esfuerzo complicado y vidrioso, pero irrenunciable. En España se han escrito cosas útiles sobre este tema. La recomendación razonada de tales valores no debe ser una mera letanía edificante, que más bien acabará en el mejor de los casos haciéndolos aborrecer.


 

El Mundo Digital

Nicholas Negroponte

En un principio, se nos hace saber lo que supone el cambio hacia un mundo digital, en el que las pequeñas diferencias de hoy serán enormes mañana, y donde el acceso a éste será meramente generacional, es decir, no dependerá solamente del poder económico de las personas. Aspecto destacado es el de la distinción que se hace sobre bits (información) y átomos (lo material). Estos conceptos están íntimamente relacionados, puesto que habitualmente, encontramos bits en forma de átomos. Además, son utilizados frecuentemente durante el transcurso de la obra para señalar otros temas como por ejemplo el de “multimedia”. La multimedia es una mezcla de bits, es decir, de sonido, imagen e información. Para Negroponte, en el mundo digital, este término es muy importante, ya que supone una revolución para el receptor de la información, que puede ver las cosas desde múltiples perspectivas y con un manejo de bits sencillo. Relacionado con multimedia encontramos el término de “realidad virtual”. La realidad virtual, para Negroponte, supondrá un gran éxito en el futuro, sobre todo para aplicaciones en autoescuelas, simulación y ocio. De hecho, actualmente se está cumpliendo esto.
Ser digital es cambiar la materia por la energía, el átomo por el bit. Una gran parte de los elementos que hoy nos rodean son susceptibles de ser digitalizados. Por otra parte está la emisión de bits. La emisión de bits hoy en día, es posible llevarla a cabo por numerosos métodos (satélite, cable, teléfono, etc.), pero lo verdaderamente importante para Negroponte, es su futuro. En su libro, Negroponte imagina un ancho de banda ilimitado que permita inundar de bits a las personas, fibra óptica a bajos precios, y una emisión de bits independiente de la velocidad a la que los consumamos. A pesar de lo que se pueda creer sobre la libertad de emisión de bits, hay que señalar que ésta está controlada por lo que el autor llama “la policía del bit”, encargada de vigilar tanto el espectro utilizado, como la información en sí. No toda la información es controlable, pero en un futuro, el consumidor será su propio censor y encargado de seleccionar los criterios que le interesan.
Para crear la televisión del futuro, se trata de redefinir la presentación, y no lo artístico. Negroponte propone una televisión más controlable, donde la diferencia con los ordenadores sea la cantidad de los periféricos y la habitación donde esté situada, además de la posibilidad de ampliarla o actualizarla del mismo modo que los ordenadores. La televisión se convertirá en algo parecido a un libro o un periódico, que se podrá hojear y cambiar, y será independiente del día, la hora o del tiempo que se necesite para su distribución. Una de las preocupaciones que Negroponte plantea con más asiduidad en esta obra es la relación entre el hombre y la máquina. Cuando Negroponte habla de interfaz, lo hace como un desafío para fabricar ordenadores que nos conozcan, que aprendan y entiendan lenguajes. Para él, una buena interfaz es aquella que tiene muchos canales de comunicación, diferentes y recurrentes. Su interfaz ideal es una similitud de los ordenadores con las personas. El autor nos muestra la importancia que tuvo el ratón de ordenador para el desarrollo de una verdadera interfaz de comunicación entre el usuario y el ordenador, así como la necesidad de crear una interfaz basada en el habla. Durante toda la obra, Negroponte insiste en la comunicación con las máquinas a través del habla. Al final del libro, el autor comienza a hacer alusión a una era de “post-información”, en la que todo se realizará por encargo, a distancia y personalizadamente. Según él, esto está todavía por llegar. Para Negroponte, el correo electrónico da una movilidad característica de esa era de post-información, y del mundo digital en general, puesto que la distancia es cada vez menos importante. Señala esta nueva forma de mensajería como un auténtico logro para el ser humano, puesto que permite una comunicación casi instantánea entre personas (algo que no consigue el correo convencional). Lo que tiene claro Negroponte, es que las empresas de telecomunicaciones tienen en la actualidad un servicio deficiente y caro. Él propone un sistema de tarifas en el que se pague solamente por la información consumida, y no por el tiempo de acceso que se tenga a ésta. Negroponte hace alusión a lo que son los agentes clasificadores, que seleccionan mediante una serie de criterios previamente seleccionados, lo que nos puede interesar. Se trata de una especie de teléfonos mayordomos que nos conocen lo suficiente para saber que hacer en un determinado instante. Según Negroponte, es ahí donde está el verdadero futuro (en la posibilidad de filtrar los programas a voluntad del consumidor). Se nos cuenta que en el mundo digital hay una importante tendencia hacia la miniaturización, y si se quiere conseguir un servicio mejor para las personas, las máquinas deben estar sincronizadas y comunicadas entre sí. Éstas son las que tienen que enseñarnos a usarlas. La digitalización supone la compresión de datos y corrección de errores, y el cambio del modelo económico de las tarifas impuestas a los usuarios de distintas tecnologías. Pero Negroponte no se conforma con ello, sino que va más lejos prediciendo una serie de cosas que a priori podemos considerar absurdas, pero que él las considera posibles. En algunas de sus predicciones, Negroponte afirma que en este milenio hablaremos tanto o más con máquinas que con seres humanos, que los CD-ROM serán comestibles, o que los pendientes estarán comunicados con más potencia que un ordenador personal. En el libro se trata, simple y llanamente, de una amena y entretenida obra con la que podremos gozar y, sobre todo, reflexionar acerca de los cambios que han repercutido en nuestra sociedad en los últimos años. El libro termina con la satisfacción del autor al saber que la digitalización está cada vez más en manos de los jóvenes, encargados de continuar con este proceso de “digitalización”.
Para concluir, Nicolás Negroponte nos cuenta el tema del proceso de digitalización a través de los tiempos, y además se atreve a predecir sobre el futuro, que es lo que podríamos considerar más importante del libro. Así como el gran Julio Verne en sus obras consiguió adelantarnos logros inimaginables para la época, Negroponte hace lo mismo en su libro de un modo que siempre ha defendido en sus entrevistas y viajes alrededor del mundo. Se trata por tanto de un personaje inusual e importante en la “era digital” que estamos viviendo. En un principio, creo sinceramente que la digitalización en la actualidad es positiva. Ser digital nos proporciona mayor calidad de información que se ve traducida en otros aspectos como el del ocio, pero también tiene que suponer un crecimiento para todo el mundo, y con esto, no sólo me refiero a los que tienen mayor capacidad adquisitiva. El mundo digital nos beneficia en la medida en que podemos ver una televisión mejor o tener ordenadores de mayor potencia, pero también nos perjudica, pues ciertos aspectos como la distribución ilegal de CDS está ocasionando el cierre de empresas, y con ello enviando al paro a sus empleados. La digitalización nos supone una mayor cantidad de información en un espacio más reducido. Esto supondrá que la información que se pueda tener en las bibliotecas, pasará a ser parte de Internet, por lo que será visible y accesible para todo el que la desee. Esto está estrechamente relacionado con la tendencia de ahorro de espacio en ciudades y edificios del futuro. La digitalización ha traído otros tantos beneficios para los hombres de a pie. Entre ellos encontramos el del final de los monopolios y la consecuente y sana competencia, que nos proporciona un mejor y más barato servicio. La tecnología digital será de fácil acceso pero hará innecesarios muchos trabajos actuales. En un futuro no muy lejano, creo que algunos aspectos que fueron importantes en nuestra infancia, pasarán a ser historia y evolucionarán a favor de algo mejor. No es necesario digitalizarlo todo, pero la mayoría de las cosas tenderán a este proceso denominado digitalización. Otra de las cosas a la que hace alusión Negroponte y creo muy posible, es la de la comunicación holográfica, que se convertirá en la forma más “cercana y real” de comunicación. Al igual que Negroponte, me atrevería a imaginar un futuro donde todos estuviésemos conectados mediante un artilugio (por ejemplo un reloj de pulsera) que sustituyera al móvil y al ordenador portátil, y donde todo sea mucho más personalizado. La digitalización se incorporará a todos los aspectos de la vida y no nos será necesario salir de casa para hacer cualquier cosa, gracias a Internet y a la realidad virtual. Esto es lo que nos espera, por lo que será mejor que nos acostumbremos lo antes posible.